Lamentó la falta de compromiso de laicos y el aumento de una mentalidad abortiva
Carolina Gómez Mena
Periódico La Jornada
Miércoles 21 de mayo de 2014, p. 6
Robles Ortega subrayó que ‘‘somos un pueblo que, junto con nuestras autoridades civiles, busca darse las estructuras adecuadas para un desarrollo justo y sustentable para todos, pero hay una extendida y endémica pobreza en un gran sector de la población, lo que conlleva ignorancia, enfermedades, abandono del campo y emigración a la ciudad y al vecino país del norte Estados Unidos)’’.
Al hablar de la narcoviolencia apuntó que prevalece un ‘‘grave problema de inseguridad y de delincuencia organizada que origina una profunda división, muchas muertes, daños a la salud física de la juventud y a la salud moral de las familias, así como ruptura del tejido social’’.
También
señaló que, no obstante que ‘‘somos un pueblo que ama, celebra y canta
a la vida, hay un avance de la mentalidad abortista, la que es
impulsada por políticas de agenda que atentan contra nuestra conciencia
y contra el santuario de la vida: la familia’’.
Asimismo, existen ‘‘hondas divisiones en algunos sectores de la sociedad provocadas muchas veces por intereses de partidos políticos y grupos de poder que no buscan el bien común, sino su propio beneficio’’.
Abundó que en esas ‘‘oscuras realidades sigue arraigada la cultura de la corrupción, impunidad y la ambición desmedida’’, así como una ‘‘ausencia de la cultura de la legalidad, del compromiso social y de la corresponsabilidad ciudadana’’, a lo que se suma una ‘‘pérdida de la conciencia de la moralidad de los actos y las omisiones, en fin, la realidad del pecado’’.
La CEM aseguró que se ha esforzado por acompañar a las familias y agregó que otros desafíos son los grupos seudoreligiosos y el abandono e indiferencia de muchos católicos.
Asimismo, existen ‘‘hondas divisiones en algunos sectores de la sociedad provocadas muchas veces por intereses de partidos políticos y grupos de poder que no buscan el bien común, sino su propio beneficio’’.
Abundó que en esas ‘‘oscuras realidades sigue arraigada la cultura de la corrupción, impunidad y la ambición desmedida’’, así como una ‘‘ausencia de la cultura de la legalidad, del compromiso social y de la corresponsabilidad ciudadana’’, a lo que se suma una ‘‘pérdida de la conciencia de la moralidad de los actos y las omisiones, en fin, la realidad del pecado’’.
La CEM aseguró que se ha esforzado por acompañar a las familias y agregó que otros desafíos son los grupos seudoreligiosos y el abandono e indiferencia de muchos católicos.
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