8 abr 2007

ERNESTINA

CNDH: una autopsia al gusto de Calderón
Ahora resulta que la anciana padecía cáncer
¿De que más la van a enfermar las autoridades?


Carmen y Martha, hijas de Ernestina Ascencio, la anciana que fue asesinada en la sierra de Zongolica, escuchan a líderes indígenas de la región durante una de las asambleas en las que se discute el crimen en el que estarían involucrados militares Foto: Marco Peláez

Al tomar posesión como presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), el 16 de noviembre de 1999, impuesto por Ernesto Zedillo, José Luis Soberanes prometió que durante su gestión (de 1999 a 2005) no habría privilegios para nadie, "ni para la institución presidencial ni para el Ejército" (La Jornada, 17/11/99). Pero tras el inicio de su segundo periodo (2005-2011) no ha hecho sino tragarse sus palabras, en particular desde que estalló la crisis política de Oaxaca, donde cerró los ojos frente a la brutalidad sistemática de la Policía Federal Preventiva y de los grupos de choque a las órdenes del asesino serial que "gobierna" aquella entidad.

A las más de 500 quejas que por violaciones graves a los derechos humanos de los oaxaqueños su oficina ha recibido desde agosto de 2006, Soberanes ha reaccionado con odiosa e injustificable tardanza, agrupando todos los casos en un solo expediente y sin resolver en los hechos ninguno.

Hay un notorio cambio de actitud en quien a lo largo del sexenio pasado fue un crítico institucional, pero a veces incómodo del gobierno de Vicente Fox, y ahora actúa como un miembro más del gabinete de Felipe Calderón Hinojosa.

Observadores independientes señalan que gracias a los cuantiosos recursos presupuestarios de la CNDH, Soberanes inventó y alimenta a numerosas ONG "paleras" que desde siempre han aplaudido y justificado sus "agachadas" ante el poder y sobre todo ante los excesos del Ejército: he allí su silencio ante la violación de un grupo de prostitutas en Coahuila por elementos de las fuerzas armadas en junio de 2006, denunciada por el obispo de Saltillo, Raúl Vera López.

Pero si la imagen del ombudsman se había empañado a lo largo de los siete años y cinco meses que lleva al frente de la CNDH, y si la confianza en el organismo descentralizado que dirige se deterioró en forma alarmante debido a los pésimos servicios que prestó al pueblo de Oaxaca, ahora su pérdida de credibilidad ha cruzado la línea del no retorno. Haga lo que haga, en adelante será visto como encubridor de los que violaron y asesinaron a la señora Ernestina Ascencio Rosario en la sierra de Zongolica, y comparsa de Calderón cuando éste dijo que la anciana había fallecido por una "gastritis crónica no atendida".

Lo peor de todo es que con esta actitud, Soberanes podría estar abonando al estallido de un grave conflicto social, ahí donde las comunidades indígenas veracruzanas han empezado a movilizarse para exigir que se esclarezca la verdad y sean castigados los verdaderos culpables.

La caída al barranco

Blanche Petrich acaba de ir a Soledad Atzompa, municipio donde vivió y murió doña Ernestina. Su reporte detalla que, el 25 de febrero a las cinco de la tarde, la mujer fue encontrada malherida en un paraje de la comunidad de Tetlatzinga y que desde ese momento y hasta que expiró, casi 12 horas después, fue vista y oída por 15 personas, a quienes refirió que la habían violado cuatro soldados que estaban comiendo naranjas cuando se fijaron en ella. La presencia de las cáscaras, como se sabe, fue corroborada por muchos testigos en el lugar de los hechos.

Testigos de ese relato, escribió Blanche, son los hijos de la señora, Julio, Marta y Francisco; los vecinos Luis Aguilar y José Vázquez, la enfermera de la clínica rural de Acultzinapa, de nombre Luisa; un médico de Ciudad Mendoza y tres más del hospital regional de Río Blanco; el alcalde Javier Pérez Pascuala, un regidor, un policía, un juez de paz y René Huerta, líder de la Coordinadora Regional de Organizaciones Indígenas de la Sierra de Zongolica.

Todas esas personas, más el acta de defunción firmada por el doctor Juan Pablo Mendizábal, la autopsia número 070276634 suscrita por tres forenses, el dictamen del subprocurador Miguel Mina Rodríguez y declaraciones del procurador estatal Emeterio López coincidieron en que la mujer fue víctima de violación sexual tumultuaria en la cual recibió lesiones que le originaron la muerte.

Todo se modificó, sin embargo, cuando, el 13 de marzo, entrevistado por Elena Gallegos y Claudia Herrera, Felipe Calderón dijo que la anciana había muerto por una "gastritis crónica no atendida". Pero el sucesor de Fox pasó por alto varias cosas. Por ejemplo, que la noche del 26 de febrero, al enterarse del deceso, el coronel José Soberanes, responsable del campamento militar de Tetlatzinga, anunció ante más de 300 personas que cuatro soldados estaban arrestados e iban a ser "investigados por ese crimen" (Proceso, 1587).

O que Noemí Quirasco Hernández, presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Veracruz, subrayó que "nadie ha mencionado que la señora fue arrojada a un barranco", donde la encontraron malherida (idem). O que el 27 de febrero, el coronel Soberanes dio marcha atrás a la supuesta "investigación" de los soldados, o que la Secretaría de la Defensa Nacional dejó correr la especie de que la agresión había sido hecha por un "grupo guerrillero".

¿Por qué Calderón habló de "gastritis" cuando sólo la procuraduría de Veracruz había examinado el cadáver?

¿Por qué dijo: "la CNDH intervino y lo que resultó de la necropsia fue que falleció de gastritis crónica no atendida", si el mismo 13 de marzo, el visitador de la CNDH, Julio Armendáriz, les aseguró a los habitantes de Soledad Atzompa que la comisión no había participado hasta ese momento en el caso?

¿Por qué, sólo hasta el 29 de marzo, el dictamen oficial de la CNDH fue dado a conocer por un general en retiro que ahora es diputado panista y no por el propio Soberanes?

¿Por qué sólo hasta el día siguiente, viernes 30, la CNDH presentó su informe, acomodando todo al gusto de Calderón? A saber: que sí existía una segunda autopsia, hecha, ojo, el 9 de marzo, es decir, cuatro días antes de la entrevista del Ejecutivo con La Jornada.

Y, más aún, que ésta encontró un cuadro de "anemia aguda" (grave ausencia de glóbulos rojos) debido a un "sangrado de tubo digestivo" (hemorragia estomacal por goteo) provocado por "úlceras gástricas pépticas agudas" (heridas abiertas o áreas lesionadas en el recubrimiento del estómago).

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Indígenas piden cita a Calderón por caso Ascencio

ANDRES T. MORALES CORRESPONSAL

Veracruz, Ver., 6 de abril. La Asamblea General de Comunidades del Pueblo Nahua de Zongolica envió hoy una solicitud de audiencia al presidente Felipe Calderón Hinojosa para que un grupo de representantes indígenas y familiares de la anciana Ernestina Ascencio Rosario -presuntamente atacada sexualmente por militares- acuda a Los Pinos y exponga el caso "sin intermediarios".

La petición al titular del Ejecutivo es para que "escuche nuestra palabra y así aclaremos dudas y malos entendidos", argumenta en el documento el fundador de la Coordinadora Regional de Organizaciones Indígenas de la Sierra de Zongolica (Croisz), Julio Atenco Vidal.

Señala que el pueblo nahua "se ha negado a creer que atrás de sus palabras (de Calderón) exista mala fe", y que se busca la aplicación de la justicia en el crimen de la anciana que falleció el pasado 26 de febrero.

Indica que con la intención de proteger a los responsables del ataque contra Ascencio Rosario se da "un claro mensaje a nosotros y a la sociedad mexicana de que este crimen pudo tener objetivos políticos o militares".

El escrito fechado este viernes en el municipio de Soledad Atzompa fue firmado por los integrantes del cabildo del mismo ayuntamiento.

"En los pasados 15 días se ha intentado desvirtuar la realidad. El pasado 12 de marzo usted hizo una declaración sobre este caso y mencionó que la muerte de nuestra hermana Ernestina fue debido a una gastritis crónica mal atendida", dice el documento.

"Nosotros nos hemos resistido a creer que atrás de su palabra exista mala fe. Estimamos que a usted le aportan información necesariamente sintetizada y que con toda seguridad le informaron mal. Por lo delicado del caso, puesto que están involucrados integrantes del Ejército, le solicitamos la audiencia con el fin de que usted escuche nuestra palabra sin intermediarios y así aclaremos dudas y malos entendidos", agrega.

Atenco Vidal, uno de los firmantes del documento, refiere que el crimen fue un agravio a los familiares de la víctima y del pueblo nahuatl. "Por su condición de mujer, por ser mayor y de mucho respeto y por ser indígena nahua igual que todo nuestro pueblo. Por eso, la demanda de justicia es de todo nuestro pueblo", manifiesta.

Niega que haya un "plan preconcebido para denostar al Ejército", argumento de "quienes pretenden impunidad".

El escrito expone que el pueblo indígena no tiene interés de agraviar a la institución castrense sino de obtener justicia en la muerte de la anciana originaria de la comunidad de Tetlatzinga.

"Grave significa que se continúe protegiendo a los presuntos responsables de este absurdo e inaudito crimen -todos ellos los soldados u oficiales del Ejército- como la institución castrense misma pues están dando un claro mensaje a la sociedad mexicana que este crimen pudo tener objetivos políticos y/o militares", expresa.

Por su lado, el alcalde de Soledad Atzompa, Javier Pérez Pascuala, expuso que en el transcurso de la próxima semana esperan la respuesta del Presidente y se dijo confiado en que atenderá la tercera petición de audiencia que le dirigen.

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El alcalde de Soledad Atzompa dice que "todo está raro"Pérez Pascuala : "todo está raro" en la muerte de Ernestina Ascensio

Asegura el edil que nadie del pueblo pudo haber violado a Ernestina Ascensio.

El presidente municipal, Javier Pérez Pascuala.

Foto: Oswaldo Ramírez
7-Abril-07

Javier Pérez Pascuala es el alcalde perredista de Soledad Atzompa, municipio que abarca a 44 comunidades nahuas, entre éstas la de Tetlatzinga, donde el 25 de febrero pasado fue hallada moribunda en una ladera boscosa Ernestina Ascensio Rosario, de 73 años.—¿Y si no la violaron soldados, como dice la gente de aquí?Escucha y vacila. Está de pie en un claro del bosque, justo donde, en febrero, un destacamento de alrededor de noventa militares del 63 Batallón de Infantería levantó un campamento. A un par de kilómetros de ahí, bosque adentro, fue hallada doña Ernestina.

Mira con curiosidad y sin indignación alguna. Se le recuerda lo sucedido: “A la difunta la encontraron tirada dos hombres de la comunidad. Cuando pregunté por qué no la habían levantado de inmediato y en cambio sí la habían dejado ahí, hundida diez metros adentro de un precipicio boscoso, me contestaron que no querían moverla para que no fueran a pensar que ellos le habían hecho algo. ¿Cómo sabían esos dos hombres que ‘le habían hecho algo’, si según me dijeron la señora sólo pedía ayuda y no decía nada más? Nada. Los hombres la dejaron ahí, yaciente en el piso, para ir a buscar a sus familiares.

No entiendo... ¿Y si alguien más abusó de la señora, la amenazó, y la instruyó para que dijera que habían sido los soldados?”El alcalde ha escuchado en silencio con una mirada que denotaba reflexión. Luego comenta:—¿Quién de la comunidad va a violar a una viejita? Todavía fuera joven la mujer… Eso sólo lo pude hacer un desquiciado.

Pero aquí la gente no es así, somos muy religiosos y pacíficos (todos los poblados de la zona están ciertamente llenos de iglesias de diferentes cultos). Una vez un joven se robó ajeno, una cubeta, y lo encarcelaron. Le tuvo que pedir perdón al pueblo, y le advirtieron que si volvía a hacer algo lo encerraban mojado en una celda p’a que se educara. Imagine si alguien viola, y luego a una abuelita: la gente lo mata… Y lo de que no avisaron los que encontraron a la señora, eso es costumbre aquí: para que no lo culpen a uno nadie toca a alguien mal herido hasta que llegue… —¿Y si nadie la violó?El bosque está en silencio absoluto porque hace varios minutos que no sopla el viento helado de la sierra.

Se le reitera: “La hija de la difunta dijo que, justo al borde del precipicio desde donde cayó su madre, estaba amarrado en unos arbustos uno de los cinco borregos que la anciana había llevado a pastar. La señora llevó ese borrego ahí, ella lo amarró, y ahí se quedó, parada o sentada junto al desfiladero, probablemente contemplando el paisaje, mientras sus animales se alimentaban. O tejiendo la lana, como es costumbre aquí cuando las mujeres pastorean (asiente el alcalde: esa es la costumbre). ¿Y si se resbaló?, se le pregunta. El piso está resbaloso. ¿Y si se desvaneció por algún malestar físico? Su hija dijo que se quejaba de dolor abdominal cuando la halló.

El presidente municipal no dice nada. Entrecierra los ojos. Se le recuerda: “En la primera necropsia, la del gobierno de Veracruz, se asentó que en el cuerpo de la mujer fue hallado abundante líquido seminal; semen. Y luego desapareció el tal líquido, que resultaba fundamental para hacer pruebas de identidad a fin de determinar quién o quiénes podrían ser los supuestos criminales”. ¿Quién desapareció el semen? ¿El Ejército?, se le vuelve a preguntar.Sigue escuchando el alcalde.

Observa una barranca lejana cuando se le comenta:“Alguien circuló una foto en la que yace el cuerpo de la mujer, ya fallecida en un hospital. Ahí se aprecia un hilo de líquido rojizo que aparentemente es sangre que escurre de la cabeza de la occisa. Esa es la intención de la foto: aparentar que de la parte posterior de la cabeza escurría sangre para justificar una supuesta muerte por un problema “craneoencefálico”. Su hija, que fue la primera que vio a la anciana después de los señores que la ubicaron y no la ayudaron, dijo… que no, que su madre no sangraba de la cabeza ni de ningún lado ni en ese momento ni cuando la llevaron al hospital”.

Se le hace otra pregunta:—¿Por qué, si el gobernador veracruzano Fidel Herrera estaba seguro de que se trataba de un crimen y su gobierno sigue sosteniendo que fue tal cosa, separaron de sus cargos a quienes realizaron la primera necropsia en la que se afirma tal cosa? El alcalde escucha. Pero en esta ocasión, abre desmesuradamente los ojos: no sabía lo de los peritos suspendidos. Al fin, luego de un largo rato dice:—Todo esto pudiera ser… O pudiera no ser... No lo habíamos pensado así…

Después de un instante dice: “Vamos a pedir hablar con el gobernador para que nos explique todo, porque, pensado así, todo está raro”. Se le hace otra pregunta al alcalde: si dos soldados violaron a una anciana, son unos miserables enfermos que deben purgar una severa pena, y si sus jefes lo ocultan, son seres detestables y peligrosos; pero si esto, aprovechando una desgracia familiar, es una pantomima montada por alguien —o algunos— con oscuros intereses, es igualmente perverso y criminal. Y aquí alguien miente. Alguien está mintiendo —se le dice al munícipe…—No, pues sí, alguien miente…Ahora es el alcalde el que pregunta:—¿Por qué iban a mentir los doctores de Veracruz, los de la primera necropsia, de que encontraron rastros de violación? ¿Por qué?

Nosotros creemos que la Comisión Nacional de Derechos Humanos es la que oculta la verdad… —pregunta y sentencia a la vez el alcalde.Se le da la razón al presidente: ¿para qué iban a mentir los doctores?... Salvo que alguien se los ordenara… Y lo mismo se le dice: ¿qué razón tendría la CNDH para mentir? ¿Por qué cometería esa villanía? ¿Sucumbió José Luís Soberanes ante el poder y se vendió al gobierno federal y al Ejército? Puede ser, alcalde, pero, ¿será?... —se le revira.Silencio en el bosque serrano.—Pudiera ser, o pudiera no ser todo eso… —repite—.

Vamos a pensarlo en la comunidad y vamos a pedir explicaciones de todo a todos… “Si no hubo violación, hubo complot político”Sobre la nota publicada este viernes en MILENIO, en la cual un perito médico de la CNDH afirma que la anciana murió por enfermedades diversas agravadas “por la pobreza”, el alcalde de Soledad Atzompa, Javier Pérez Pascuala, dice que le sorprende tal afirmación, porque en sus comunidades si alguien está enfermo es cuidado, no se le deja salir, y menos si se trata de una anciana que va a pastorear a muchos kilómetros de su casa.

Sin embargo, enfatiza que si eso se comprobara, entonces los peritos del gobierno de Veracruz deben aclarar por qué dijeron que se trataba de un fallecimiento por golpes diversos y una violación. “Nosotros dijimos que fue violación porque eso confirmaron los peritos de Veracruz, no porque lo inventamos nosotros”. —¿Y si fue como dice el perito médico de la CNDH? —se le insiste.—Muy grave: entonces ya sospecharíamos que se trata de una situación política de alguien…—Una maquinación, una confabulación —se le dice.—Pues sí, eso…”Nada de narco, de guerrilla; somos talamontes”Al alcalde de Soledad Atzompa, Javier Pérez Pascuala, se le dice que se acusa a sus comunidades de que el caso de la violación lo han montado influidos por organizaciones que protegen a talamontes.

Responde con sarcasmo:—Aquí todos somos talamontes: 99% de la gente vive de esto, de la madera…En efecto, prácticamente todas las casas tienen en sus patios aserraderos, sierras pequeñas para cortar la madera con la cual los habitantes de la zona hacen muebles. De eso subsisten. “Nada más que por cada árbol que cortamos sembramos diez”, agrega.Se le señala que también los acusan de narcos, de proteger a narcotraficantes. Sonríe con ironía:—Eso que dicen de la mariguana…

Dicen que los narcos ganan mucho dinero y que pagan mucho dinero a quienes los ayudan a sembrar. Que vengan a buscar en las tierras y que vengan a ver cómo vivimos todos, cómo seguimos en la pobreza. Usted mismo vea. Si tuviéramos dinero del narco no tendríamos estas casas y estas ropas y estas carencias…Y se le comenta que los señalan como nido de guerrillas. Vuelve a sonreír…—¿Dónde está la guerrilla? Si hubiera un guerrillero nuestro ya lo hubieran agarrado, ¿no? Nosotros no somos violentos.

Nos organizamos para defendernos, pero pacíficamente. Los jóvenes que no trabajan en la madera no están en el monte, se van a las ciudades o a Estados Unidos…


Tetlatzinga, Veracruz • Juan Pablo Becerra-Acosta M. /enviado

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Pantomima y PAN-tomimos

Gerardo Unzueta7 de abril de 2007


N o quise equivocarme, y en vez de atenerme sólo a las significaciones inscritas en la Enciclopedia del idioma , recurrí al Diccionario de la Academia Española de González Arnao (París, 1826) y el resultado fue casi el mismo: "Pantomima: la representación por figuras y gestos sin que intervengan palabras"; "pantomimo: el truhán, bufón o representante que en los teatros remeda todas las figuras". Ya así, armado de idioma, hablaría de pantomima y pantomimos.

Toda pantomima se nutre de hechos previos. Los de ésta son bien conocidos a través de la prensa: se trata de una mujer indígena de 73 años llamada Ernestina Ascensio Rosario, que fue víctima de una violación tumultuaria cometida por cuatro, precedida de una golpiza que le fracturó el cráneo y varias vértebras.

Antes de morir, la mujer alcanzó a decir que fueron soldados los que "se le echaron encima", la sometieron y cometieron la agresión sexual. Las autoridades de Veracruz iniciaron la averiguación sobre estas bases. Por su parte, la Secretaría de la Defensa Nacional se comprometió por medio de su titular a realizar todas las investigaciones del caso y someter a los culpables -si los hubiera, de acuerdo con las leyes castrenses- al castigo correspondiente.

Hasta allí los hechos, cuya validez era aceptada hasta el 13 de marzo, cuando empezó la pantomima. Lo notable de esta representación es que el primer personaje es el primer magistrado de la nación, Felipe. Él ya tiene experiencia; otras obras lo respaldan: triunfo electoral, toma de posesión, me hacen las tortillas. Pero en ésta parece que superará a las anteriores, pues hizo de mago cuando "adivinó" que doña Ernestina había muerto de gastritis, y que el cuento de la violación sólo intenta desprestigiar al Ejército, su apoyo contra el crimen organizado -otra pantomima que pronto entrará en escena.
Y de inmediato aparecieron los pan-tomimos: un señor que dispone de "visitadores" sin ser monarca hizo la faena: a la comprobación de los desgarres anales y vaginales, él opone su palabra y la de sus enviados que exhuman el cuerpo y hacen otra necropsia: "Resulta que no es real, no presenta el cadáver desgarres en esas regiones".

La pantomima entra en su segundo acto: "No hubo violación. No hubo homicidio. No hubo muerte por fractura". Si el primer personaje reveló "que no hubo violación", antes de que terminara la segunda autopsia y los pantomimos "visitadores" hicieran conclusiones, fue porque otros pantomimos de uniforme y con galones aceptaron que le informaron de algo que no sabían.

Ya los pan-tomimos -"truhanes y bufones", no olvidar las primeras letras- se encuentran satisfechos, pero la pantomima para donde la realidad se impone: si no hubo violación, pregunta Carmen Aristegui, de dónde provino "el líquido seminal recogido de la hoy occisa" que especialistas del Ejército examinan, y que indudablemente arrojaron los violadores.

Dejemos la pantomima y volvamos a la realidad: no será fácil sustituirla por una representación de truhanes y bufones bajo mando único. La indignación incluso impedirá que se invente un "fin de fiesta" en el que los visitadores y el primer personaje declaren: "¡Se trata de un error! Véase nuestro primer informe. Hicimos una autopsia a la señora Ascensión Rosario y no a Ernestina Ascensio Rosario y aquélla no mostraba fractura craneana ni lesiones sexuales. Volveremos a la escena con otros personajes". En las pantomimas todo es posible... aquí todavía no lo es.

Analista político, miembro del PRD

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La integrante de las Comisiones de Derechos Humanos y Gobernación del Congreso federal manifestó que por esta razón se pedirá la comparecencia del titular de la CNDH, José Luis Soberanes, para que explique las diferencias en los resultados de los dos peritajes realizados al cuerpo de la indígena tras su muerte y nueve días después al exhumarse el cadáver.“Soberanes nos tiene que contestar a todas estas inquietudes y cuestionamientos severos por la incongruencia de una investigación que en manos de la Procuraduría de la Defensa Nacional cambia 180 grados con respecto al primer dictamen médico”.

En rueda de prensa expresó que las mujeres diputadas de PRD, PT y Convergencia no permitirán que continúen las violaciones a los derechos humanos de las mujeres indígenas, que éstas sean botín de guerra o que las comunidades sean motivo de sometimiento por parte del Ejército.I

ndicó que el Congreso de la Unión es el primer interesado en que el Ejército esté legitimado y se aplaude el combate al narcotráfico y a la delincuencia que lleva a cabo, sin embargo a nadie le interesa un Ejército tapadera del Gobierno federal y que no castigue y permita la impunidad y el abuso de poder de algunos de sus integrantes.

OMISIONES

Al hacer un recuento de los hechos dijo que todo mundo olvidó que es pieza clave el primer médico que atendió a Ernestina antes de morir y quien es el que da cuenta de que fue víctima de violación, que llegó con el vientre abultado y lastimado y que presenta fractura y lesiones alrededor del recto, “es el que escucha a Ernestina de las quejas de su cuerpo y dictamina que ha sido víctima de violación tumultuaria”.Agregó que en el segundo dictamen tampoco se incluye el testimonio de la hija, quien relata que antes de morir su madre le expresó que fue atacada por militares “¿Quién antes de morir se da el lujo de mentir?

Esos testimonios los borraron del último dictamen y no los recogen”.Y aunque la Procuraduría General de Justicia del Estado de Veracruz levantó el acta de defunción después de la autopsia, sin tomar en cuenta el testimonio del médico, “si reconoce que Ernestina tiene lesiones craneales, lesiones cervicales, sufrió de golpes y ahora dicen que Ernestina murió de anemia por un desgarramiento interno”.La legisladora añadió que resulta inexplicable que nueve días después, tras exhumar el cadáver y realizar la necropsia en el panteón y no en un lugar especial, determinen que la señora no sufrió golpes en la cabeza, que no hay daños en cervicales, que no hay daños en la zona rectal y que no fue violada.

Expuso que no hay garantías de veracidad en el segundo informe cuando tuvo una participación importante la Procuraduría de la Defensa Nacional y de que una de las visitadoras que participaron en la segunda investigación es hija de un militar retirado.“Si los supuestos delincuentes y violadores son elementos del Ejército Mexicano, qué imparcialidad puede haber, qué garantía hay de que la Procuraduría, preocupada en su fama, no borre todas las pruebas que daban como certeza la violación por sus tres elementos militares.“Si es cierto que el Ejército no violó a Ernestina, entonces porqué el comandante de la zona fue a los domicilios de los familiares con tres soldados vestidos de civiles para ver si los identificaban, eso lo hizo el mismo día de los hechos”.

POSTURA LAMENTABLE

Batres Guadarrama dijo que es verdaderamente triste la postura asumida por el ombudsman nacional pues deja muchas dudas que haga suyo un informe elaborado por el Ejército y que borra prácticamente los primeros hechos.“Hemos solicitado en la Cámara que venga a comparecer Soberanes y dependiendo del resultado de los datos que nos dé, determinaremos si es necesario solicitar también la comparecencia del titular de la Sedena”.

Además, destacó que está en marcha la creación de una comisión especial para investigar el caso, propuesta que se presentará nuevamente a consideración del pleno en la sesión del 10 de abril tras haber sido rechazada en la sesión del jueves pasado.“Las mujeres diputadas de Convergencia, PT y PRD subiremos a la tribuna en tanto no haya la instrucción de que se privilegie la dilución de este punto, tomamos la tribuna el jueves porque la Junta de Coordinación Política, por acuerdo de votación, decidió no darle prioridad al tema, aún así estamos trabajando con las fracciones para poder sacar por mayoría de votación la comparecencia ante el pleno del titular de la CNDH