Nosotros no teníamos armas: jefe de la tenencia
Cemeí, freno para explotar minas: dice Vera Ramírez
Arturo Cano
Periódico La Jornada
Sábado 25 de julio de 2015, p. 32
La
expedita investigación de la procuraduría de Michoacán ha concluido que
los disparos del pasado domingo en el municipio de Aquila no fueron
hechos por elementos del Ejército Mexicano, sino por
personas desconocidas.
La declaración coincide con las primeras versiones oficiales que
hablaron de disparos desde la maleza, que fueron respondidos con tiros
al aire.
Jala aire Agustín Vera Ramírez, jefe de la tenencia de Ostula:
Podrán decir mil cosas para lavarse las manos. Es el gobierno y tiene todo para decir que tiene la verdad. Es doloroso y a la vez vergonzoso que no puedan reconocer. Nosotros estábamos haciendo una manifestación pacífica, apoyando al compañero Cemeí Verdía (comandante general de la policía comunitaria, detenido momentos antes de la balacera en que resultó muerto el niño Hidilberto Reyes García). El gobierno sabía bien que si detenía a Cemeí la comunidad no se iba a quedar de manos cruzadas. Después de todo lo que hemos pasado, ¿quién se va a quedar así? Por eso llevaron todo ese ejército.
–Del lado de la comunidad hubo palos y piedras. ¿También tiros?
–Definitivamente no. Ya habíamos dado la orden de que ningún armado
estuviera cerca de los retenes. De hecho ya había llegado la Fuerza
Rural, pero los militares les habían quitado los rifles y las
credenciales, los habían desarmado, siendo parte del gobierno. Y les
dijeron que jamás volvieran a ponerse la playera.
Todo lo que hemos pasadoes una forma de decir que Ostula fue una de las comunidades que sufrió más duramente el terror de Los caballeros templarios. El control de las minas, la explotación de la madera de zangualica y las codiciadas playas le costaron a la comunidad nahua 32 muertos y seis desaparecidos.
Vera Ramírez recuerda la fecha en que emprendieron la batalla por
recuperar tierras que les habían sido arrebatadas mediante chicanadas:
29 de junio de 2009. Y la recuerda sobre todo porque, dice, al día
siguiente en La Placita –lugar donde fue detenido Verdía– aparecieron
amenazantes mantas con los nombres de los líderes de la comunidad: uno
a uno mataron a todos los de la lista.
Apenas hace cuatro meses el gobierno de Michoacán firmó con los
indígenas de Santa María Ostula un acuerdo mediante el cual se
comprometió a capturar a los
principales líderes del crimen organizadoen la región. A cambio, y una vez
concluidas esas detenciones, los comunitarios nahuas se comprometieron
a levantar las armas.
No ocurrió ni lo uno ni lo otro. Los antiguos jefes de plaza de los templarios
siguen libres. Y aunque están en la cárcel, desde fines de mayo pasado,
el ex presidente municipal Juan Hernández Ramírez y algunos de sus
cómplices, confesos, según la procuraduría estatal, de haberse coludido
para matar a un líder; también está en prisión el blanco de sus
ataques: Cemeí Verdía.
–Las armas que portaba y la camioneta blindada han sido argumentos
para sugerir que Cemeí tenía ligas con el crimen, al menos en algunos
medios.
–Las armas que él poseía son del mismo gobierno, él ya estaba dato
de alta como fuerza rural. La camioneta blindada la solicitó él después
del 25 de mayo (cuando sufrió el segundo atentado contra su vida). Esa
camioneta es del estado, no es de ningún otro grupo. ¿Esperaban que el
compañero anduviera con una resortera cuando ellos (los criminales) sí
traen armas exclusivas del Ejército? ¿Y a esos quién los detiene?
–¿Siguen o no los templarios en la costa michoacana?
–Los jefes de plaza puede que no, pero ahí están los que pasan
información. La traición puede estar donde sea y se puede pintar de
diferentes colores.
Vera reseña la reunión en la que la comunidad de Ostula acordó con
el gobierno estatal el reconocimiento de su policía comunitaria, 50
plazas de la fuerza rural para el municipio de Aquila y el
restablecimiento del filtro de vigilancia en Xayakalan.
El documento lo firmaron el entonces secretario de Seguridad
Pública, Javier Ocampo, y su subsecretario, Adolfo Eloy Peralta, ambos
legado del ahora titular de la Comisión Nacional del Deporte, Alfredo
Castillo.
De esa junta, celebrada el 16 de marzo, en Xayakalan, los comuneros salieron
creyendo que teníamos el respaldo del gobierno. Nunca se imaginaron que en unos meses “nos iba a dar la vuelta, que nos iba a levantar a Cemeí.
Quedamos en que iban a detener a los verdaderos culpables, a los que dieron muerte a 32 comuneros, pero a esos sí no les ha tocado nada, dice Vera.
Cuando la procuraduría michoacana acusó al presidente municipal de
Aquila y sus cómplices de cohecho, homicidio y encubrimiento, divulgó
también que el alcalde Hernández Ramírez mantenía contacto con Federico
González Medina, El Lico, jefe de plaza de los templarios,
y que con él acordó pagar a un grupo de sicarios. En la misma
oportunidad dio a conocer una imagen en la que aparece el alcalde con
Servando Gómez, La Tuta, en una reunión efectuada en junio de
2013, en la que se trató el reparto de las ganancias de las minas
ubicadas en los alrededores de la comunidad indígena de Pómaro.
Cemeí era el obstáculo para que esas minas se empezaran a explotar, dice ahora el jefe de tenencia.
El domingo pasado, cuenta Vera, el ahora preso fue citado por el
secretario de Seguridad Pública estatal en la localidad de La Placita,
con el fin de realizar
pruebas de balísticay
regularizar su camioneta. Estaba desayunando y hasta invitó un taco a quienes lo detuvieron, miembros de la Fuerza Ciudadana, acompañados de militares.
Estaban ahí platicando y nomás, de repente, sintieron las armas y se lo caminaron.
Una de las primeras respuestas de la comunidad de Ostula fue
realizar una asamblea para nombrar un nuevo comandante, cargo que
recayó en Germán Ramírez.
Remata Vera:
Pensaron que matando a los líderes la comunidad se iba a acabar. Pero no nos han derrotado. Es lo mismo ahora con la detención del compañero Cemeí. Nos queda claro que debemos estar más organizados y unidos que nunca. Somos muchos.
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