Patricia Muñoz Ríos
Periódico La Jornada
Lunes 7 de octubre de 2013, p. 25
El Estado mexicano ejerce
violencia económicacontra los trabajadores del país mediante la contención deliberada de los salarios, la destrucción de los grandes contratos colectivos, una reforma laboral que abarató los costos de la mano de obra, la desaparición de los planes de pensión y jubilación, y el aumento de la carga tributaria.
por la simple vía de contener los salarios, México ofrece ganancias extraordinarias a las grandes corporaciones, al grado de que ya compite con los salarios de China.
En la investigación, realizada por la especialista Laura Juárez Sánchez, se detalla que en los años recientes el sueldo de los chinos se cuadruplicó, mientras que el de los mexicanos se estancó. Hace una década, el salario promedio –medido en dólares– del sector manufacturero mexicano era 237 por ciento más elevado que en China, diferencia que prácticamente desapareció, pues en el último año la cifra bajó a 7.3 por ciento y
la brecha sigue cerrándose.
México sólo basa su competitividad en ofrecer mano de obra barata, pues la abrupta apertura comercial y la ausencia de una política industrial que obligue a las grandes trasnacionales a utilizar insumos nacionales, provocó el aumento impresionante de las importaciones, lo que desintegró las cadenas productivas y causó la desaparición de miles de pequeñas y medianas empresas y de millones de salarios, plantea el informe.
El documento, titulado
Violencia económica contra los trabajadores de México; despojo y explotación, detalla que nuestro país lleva tres décadas de neoliberalismo económico, cuya base es el despojo del fondo de vida de la población.
Además
de la privatización abierta de empresas públicas, de la abrupta
apertura comercial, del libre acceso a la inversión extranjera y de las
reformas fiscales concentradoras del ingreso, se llevaron a cabo
políticas de despojo de los trabajadores, que dieron lugar a un nuevo
grado de sobrexplotación del trabajo, a la privatización de los
derechos sociales de la población y a que los salarios de los mexicanos
sean de los más bajos del mundo.
Dos de las medidas que erosionan gravemente la vida de los trabajadores, es la contención deliberada de los salarios y las reformas laborales que tienen como fin abaratar los costos de la mano de obra, expone el informe, y agrega que no sólo se ha flexibilizado la contratación de personal y el despido del mismo, sino que prácticamente desapareció la responsabilidad que tienen los empresarios en la formación del salario social y justo de los trabajadores.
Pone como ejemplo que en 36 años el salario mínimo ha perdido 89 por ciento de su poder de compra, de tal forma que para que dicha percepción estuviera a niveles de 1994, se requiere de un aumento no menor a 679 por ciento.
Además, desde la imposición de los topes salariales a los mínimos, se presionó a la baja el resto de las remuneraciones de los trabajadores: entre 1982 y 2012 los salarios manufactureros cayeron 44 por ciento; los de la industria de la construcción 33.4, y los medios del IMSS perdieron 35.2 por ciento, en promedio.
Dos de las medidas que erosionan gravemente la vida de los trabajadores, es la contención deliberada de los salarios y las reformas laborales que tienen como fin abaratar los costos de la mano de obra, expone el informe, y agrega que no sólo se ha flexibilizado la contratación de personal y el despido del mismo, sino que prácticamente desapareció la responsabilidad que tienen los empresarios en la formación del salario social y justo de los trabajadores.
Pone como ejemplo que en 36 años el salario mínimo ha perdido 89 por ciento de su poder de compra, de tal forma que para que dicha percepción estuviera a niveles de 1994, se requiere de un aumento no menor a 679 por ciento.
Además, desde la imposición de los topes salariales a los mínimos, se presionó a la baja el resto de las remuneraciones de los trabajadores: entre 1982 y 2012 los salarios manufactureros cayeron 44 por ciento; los de la industria de la construcción 33.4, y los medios del IMSS perdieron 35.2 por ciento, en promedio.
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