19 ene 2010

Cuidado con la reforma laboral

Luis Arriaga Valenzuela
Director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, A.C.

La integración económica —una faceta de las diversas globalizaciones— ha beneficiado a algunas personas, sin embargo ha perjudicado a las mayorías. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que a pesar del fuerte crecimiento económico, ha aumentado radicalmente la desigualdad en el ingreso para la mayor parte de las regiones del mundo y pronostica que ésta aumentará en el contexto de la crisis financiera actual. Considerando que una gran parte de esta desigualdad se genera en los ingresos obtenidos por los trabajadores, el organismo concluye que gran parte de los costos de la crisis actual serán absorbidos por los millones de trabajadores que han gozado muy poco del crecimiento económico de los años pasados.

La desigualdad preocupa por diversas razones. Mientras para los más pobres es un asunto de sobrevivencia, para quienes se benefician de ella es motivo de preocupación por la inestabilidad social a que da lugar. A fin de evitar movimientos que pongan en riesgo los intereses de los grandes beneficiarios de la integración económica, se han planteado pautas de estabilidad y prosperidad. En este contexto, se sitúa el proyecto de reforma a la Ley Federal del Trabajo del Ejecutivo mexicano a través de la Secretaría del Trabajo.

Analistas han criticado la propuesta, pues contiene aspectos regresivos contra conquistas de los trabajadores y supone una definición de trabajo acorde con conceptos de orden económico, en detrimento de las libertades y la dignidad de los trabajadores: autoriza la subcontratación; otorga facilidades para el libre despido; establece la existencia de contratos temporales; lacera la estabilidad en el empleo; y hace imposible el ejercicio de la libertad sindical.

Este proyecto señala hacia otro de los ámbitos donde es visible la incapacidad gubernamental para respetar y garantizar los derechos humanos. Los derechos laborales, expresados en las normas internacionales del trabajo y reconocidos en la Carta Internacional de Derechos Humanos, deben ser promovidos y garantizados por los Estados. Por tener, como todos los derechos humanos, carácter irrenunciable e integral, ninguna consideración de carácter económico ni coyuntural justifica los retrocesos en la legislación laboral ni en la práctica patronal.

La violación de derechos laborales agrava la situación de derechos humanos en el país. Es inadmisible que esto acontezca en un Estado social y democrático de derecho. A pesar de esta inobservancia, el gobierno ha empleado como práctica legitimadora su protagonismo ante instancias internacionales, como en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU: el 12 de junio de 2009 fue electo integrante del Comité de Libertad Sindical de la OIT.

Pese a lo específico de nuestros procesos sociales, la incapacidad de garantizar integralmente los derechos humanos no es exclusiva de México. Ésta se origina en la capacidad de actores, que escapan al control de los Estados, de imponer su agenda y exigir crecientes garantías para el flujo de capitales.

Los derechos humanos son el resultado de múltiples conquistas sociales. Hoy son acotados y violados en el país no solo por los intereses de oscuros actores nacionales sino por las exigencias de nuevas configuraciones económicas y políticas mundiales que implican fenómenos como la inversión extranjera, con su necesidad de estabilidad y garantías para la propiedad, la ejecución de megaproyectos y sus consecuencias socioambientales, así como una nueva división del trabajo que convierte una vez más a los países pobres en fuente de recursos naturales.

El Estado mexicano, inserto en los diversos procesos de globalización y marcado por el arraigo de la impunidad y la existencia de complicidades profundamente enraizadas parece condenado a no garantizar ni proteger los derechos humanos; específicamente los laborales. Estos, sin embargo, deben constituir instrumentos idóneos para garantizar la dignidad de las personas, especialmente de quienes han sido más afectadas por los cambios económicos y políticos. Entre ellas, indudablemente, las trabajadoras y trabajadores cuyas conquistas laborales están hoy en riesgo.


Esta recopilación también puede ser consultada en
http://centroprodh.org.mx/sididh2008/

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