La reforma energética
privilegiaexplotación de combustibles fósiles
Arturo Sánchez Jiménez
Periódico La Jornada
Viernes 6 de junio de 2014, p. 40
Viernes 6 de junio de 2014, p. 40
Cuando
permite que los ecosistemas y su riqueza natural se usen como moneda de
cambio para privilegiar el interés económico de unos cuantos frente al
derecho a un medio ambiente sano para todos los mexicanos, el gobierno
de Enrique Peña Nieto institucionaliza el deterioro del entorno señaló
Greenpeace en el Día Mundial del Medio Ambiente, que se conmemoró ayer.
A la fecha, se ha acumulado una larga lista de ejemplos que demuestran cómo, a costa de un supuesto desarrollo económico de corto plazo, se está minimizando el impacto al entorno en el impulso de desarrollos industriales, turísticos y urbanos, puntualizó Greenpeace en un comunicado.
En un recuento de los saldos ecológicos y económicos que han dejado las políticas impulsadas por la administración federal, la organización recordó que a principios el año el Inegi dio a conocer que el costo económico por los daños ambientales en 2012 fue de 985 mil 64 millones de pesos.
Indicó que aunque 68 por ciento de la población mexicana es vulnerable a los efectos del cambio climático, en diciembre pasado se aprobó una reforma energética
en la que se privilegió la mayor explotación de combustibles fósiles, que aumenta la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). También mantiene la explotación de aguas profundas en el Golfo de México,
la cual está considerada en los 14 proyectos de energía sucia que están llevando al mundo a rebasar el umbral de GEI para mantener la variación de la temperatura del planeta debajo de 2°C.
Asimismo, dijo, la reforma energética promueve la explotación de gas shale, que se obtiene por medio de la técnica del fracking,
que implica el desperdicio y contaminación de miles de litros de agua
en estados afectados por sequías prolongadas, como Chihuahua, Coahuila
y Nuevo León.
De acuerdo con Greenpeace, el gobierno mexicano está lejos de lograr
la protección de ecosistemas que brindan grandes servicios ambientales.
En la lógica de ganar inversiones se han puesto en riesgo áreas naturales protegidas. como Cabo Pulmo, en Baja California Sur, donde se pretendía construir un megaproyecto de turismo depredador. Un escenario similar se presenta ahora en Holbox, Quintana Roo, donde se busca construir el complejo La Ensenada, a costa de sacrificar una de las zonas mejor conservadas de la reserva Yum Balam.
Asimismo, señaló que tampoco se han tomado medidas contundentes para
evitar la deforestación en el país y promover el uso sustentable de los
bosques, ni ha existido la determinación de cerrar la puerta del campo
mexicano a las grandes transnacionales de la agroindustria
que pretenden construir un gran monopolio para la comercialización del maíz transgénico.
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