Fernando Camacho Servín
Periódico La Jornada
Domingo 8 de junio de 2014, p. 14
Aunque
se les relacionó con el sexenio de Felipe Calderón, las desapariciones
forzadas siguen ocurriendo en el actual gobierno, como lo demuestra el
caso de Alejandro Copilli Benítez Galicia, un joven taxista que el 30
de septiembre del año pasado fue detenido en un retén de diversos
cuerpos de seguridad a las afueras de la comunidad de Cardel, Veracruz,
sin que hasta la fecha se haya vuelto a saber de él.
Su padre, Hugo Benítez Pulido, explicó en entrevista que los
llamados levantones han continuado sin freno en esta zona, sobre todo
contra hombres jóvenes, lo que muchas personas se explican como una
suerte de reclutamiento forzoso por parte de los grupos del crimen
organizado, con la complicidad de las fuerzas armadas y las policías.
El 30 de septiembre de 2013 desapareció mi hijo, Alejandro Copilli Benítez Galicia, de 32 años. Trabajaba un taxi y lo detuvieron en un retén a las afueras de Cardel, rumbo a Jalapa. Dicen las personas que pasaron por ahí que lo hicieron agentes de varios cuerpos de seguridad, incluida la Marina, el Ejército, la Policía Federal y la estatal, indicó.
Luego de que un compañero del joven le pidiera a otro taxista que le
avisara a sus padres sobre la detención, éstos fueron a buscarlos en
todas las dependencias policiacas, en la Procuraduría General de la República y con el Ejército, pero todos nos dijeron que no había habido ningún operativo, aunque varios periódicos locales informaron que el retén sí había tenido lugar, explicó.
Interpusimos una denuncia, un amparo, pero no nos han dado respuesta de nada. Realmente no han investigado, simplemente nos dicen que no hay información. Hemos tenido reuniones con el gobernador (Javier Duarte), que creó una fiscalía especial para personas desaparecidas, pero ya nunca nos dijeron en qué va el caso, reclamó.
Luego de sufrir la desaparición de su hijo, Benítez Pulido se enteró
de que otros jóvenes también fueron víctimas de este mismo delito,
incluido el testigo del momento en que Alejandro Copilli fue detenido.
Se oye mucho el rumor de que están reclutando a estos muchachos para llevárselos a trabajar con la delincuencia organizada, entregados por la misma policía. En una comunidad cercana a Cardel, que se llama Rinconada, los lugareños dicen que hace uno o dos años se perdió casi una generación entera de jóvenes, denunció.
Tras señalar que las familias de las víctimas son estigmatizadas, la gente
empieza a ver mal, diciendo que por algo se los llevaron (a sus hijos), Hugo Benítez dice que no puede creerle al Ejército y la Marina cuando se deslindan de las desapariciones, diciendo que los criminales se hacen pasar por ellos.
No me parece creíble. Como dice una señora de Orizaba a la que le quitaron a su hija: ¿tienen tantas patrullas clonadas?, ¿se pueden pasear por el centro del pueblo sin que nadie se dé cuenta? Y si se dan cuentan, entonces es colusión. Esto no tiene vuelta de hoja.
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