Critica el papel que ha jugado Estados Unidos en la OEA
Rechaza la solicitud de extradición que presentó la fiscalía ecuatoriana contra Lucía Morett. Ofrece a familiares de los mexicanos asesinados en el campamento de las FARC entregarles la información que requieran para que inicien un proceso judicial ante las instancias internacionales
Miércoles 24 de febrero de 2010, p. 7
Riviera Maya, QR, 23 de febrero. El presidente de Ecuador, Rafael Correa Delgado, manifestó su desacuerdo con la solicitud de extradición que presentó la fiscalía de su país contra la estudiante mexicana Lucía Morett Álvarez, porque no es una victimaria, sino víctima de una agresión.
El jefe de Estado se refirió al bombardeo que el ejército colombiano perpetró contra un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ubicado en el territorio ecuatoriano de Sucumbíos, donde murieron los jóvenes mexicanos Juan González, Fernando Franco, Verónica Velásquez y Soren Avilés; y Lucía Morett resultó herida. Puntualizó que el Ejecutivo ecuatoriano no inició el proceso de extradición, sino la fiscalía, que es un ente autónomo.
Marcha sin retorno
El jefe de Estado de Ecuador justificó la creación de una nueva entidad que agrupará a los países de América Latina y el Caribe, dado que la Organización de Estados Americanos (OEA) ha sido utilizada como instrumento de la política exterior de Estados Unidos y no como real instancia para resolver los problemas y diferendos de manera justa y equitativa.
Entrevistado después que se reunió con Álvaro González, Rita del Castillo, Jorge Morett y María de Jesús Álvarez, padres de Juan González y Lucía Morett, respectivamente, así como con Rafael Avilés, hermano de Soren (quienes pidieron, sin éxito, que Ecuador se desista del pedido de extradición de la universitaria sobreviviente al bombardeo), Correa Delgado lamentó las descalificaciones que han sufrido los jóvenes mexicanos:
Si hubieran sido cinco periodistas los que murieron, qué escándalo se habría registrado; pero como eran cinco estudiantes mexicanos, universitarios, sencillos, de los cuales cuatro murieron y una sobrevivió de milagro, entonces sí, son guerrilleros y merecen lo que les pasó. Nadie lo merece. Ellos fueron víctimas de un terrible ataque. No son victimarios ni culpables de muerte, sufrieron una agresión
, enfatizó.
El mandatario ratificó lo que horas antes dieron a conocer los familiares de los estudiantes, durante una manifestación en el hotel donde se ubicó la sala de prensa: que les dará la información que requieran para iniciar un procedimiento judicial ante instancias internacionales por los hechos de Sucumbíos ocurridos el 1º de marzo de 2008.
Correa Delgado fue entrevistado en el hotel sede de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe. Vestido con guayabera blanca y pantalón azul marino, permaneció sentado –recientemente fue operado de una rodilla y se le dificulta estar de pie. Contento por la decisión de los mandatarios asistentes al encuentro, de crear un nuevo organismo que agrupe a todos los países de la región, consideró que es un paso histórico.
Creo que es la marcha sin retorno: crear nuestras propias instancias regionales, depender de nuestras propias fuerzas, sin necesidad de ir a países un poco extraños para la región.
Precisó que hay razones históricas y reales por las cuales no se incluyó a Estados Unidos. No porque compartamos el mismo continente es que somos cercanos. Con ese criterio, que se haga una organización entre Estados Unidos y Rusia, o entre Alaska y Siberia
, subrayó.
Criticó el papel que ha jugado Estados Unidos en la OEA. Recordó que durante la guerra de Malvinas, en 1982, se echaron al traste los tratados de protección mutua ante agresiones externas, porque el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte era aliado de la Casa Blanca.
Explicó que si se analizan las decisiones de la OEA se podrá observar que se han adoptado en función de si convenía a los intereses de Estados Unidos, y no de quien tenía la razón. Destacó que hay razones históricas de peso para tratar de crear una instancia que responda más a los intereses de América Latina y el Caribe.
–¿Qué pasará con la OEA una vez que se formalice la nueva comunidad latinoamericana? –se le preguntó.
–No lo sé. Pero el objetivo no es la OEA, sino el desarrollo de nuestros pueblos y la integración. Es obvio que va perder peso. Si deja de existir, qué pena, pero no es ese el propósito, sino el desarrollo de nuestro pueblos.
–¿El nuevo organismo será antiestadunidense, como se ha manejado?
–Yo no soy antinada. Soy pro justicia, equidad, soberanía, dignidad. Eso buscamos con la nueva comunidad.
En entrevista, el presidente de Ecuador también se refirió a las dificultades que han tenido los gobiernos de izquierda para hacer realidad sus proyectos. Son las que encontraron Bolívar y los revolucionarios que plantearon un cambio verdadero; un cambio en las relaciones de poder en una región inequitativa que ha estado manejada por ciertas oligarquías y burguesías que dependían más de intereses extranjeros que nacionales, y hablaban español pero pensaban en inglés.
–¿Pero son las mismas?
–Diría que las dificultades son mayores, porque los métodos son más sutiles. Antes había invasiones, botas, bombardeos; ahora hay medios de comunicación dizque independientes, think tanks, fundaciones, financiados por la extrema derecha para calumniar e inventar. Hay financiamiento a grupos internos.
A diferencia de la revolución cubana, ya que toda esa oligarquía viajó a Miami, nosotros tenemos a Miami adentro de nuestros países permanentemente conspirando, tratando de desestabilizar. Los obstáculos son más duros que en el pasado. Pero gracias al apoyo de nuestros pueblos siguen victoriosos los procesos de cambio en América Latina.
–¿Cómo es la relación con el presidente Barack Obama?
–Tenemos una relación de respeto. Veíamos a Obama con mucha esperanza, pero después de un año los resultados son desilusionantes, por no decir decepcionantes. No ha cambiado gran cosa la política exterior de Estados Unidos. Tiene buena intención, es una buena persona, pero el aparato de la política estaunidense rebasa con mucho los deseos de una sola persona, y la inercia de ocho años de gobierno de (George) Bush continúa.
Nuestra relación es de respeto y consideración a la persona de Obama, pero se están perdiendo las ilusiones de un cambio real en la política exterior de Estados Unidos.
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