La pobreza incrementa la delincuencia que involucra a menores, señalan
Jueves 14 de abril de 2011, p. 12
Las reformas jurídicas en materia de adolescentes constituyen una nueva era de represión disfrazada de garantismo
, afirmó el investigador Sergio Correo García, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias Penales, durante una mesa redonda realizada en el Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe).
Ruth Villanueva Castilleja, ex tercera visitadora de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y docente del Inacipe, aseguró que el tema ha cobrado mucha importancia a raíz de la reforma al artículo 18 constitucional, y señaló que existen grandes lagunas legales
que deben ser corregidas, pues no se han desarrollado todos los instrumentos para garantizar el acceso de la justicia para los menores de 18 años.
En su exposición, el investigador Sergio Correa García señaló que no hay una visión real de lo que es un menor de edad, un niño, y todo lo que se ha hecho lo han elaborado adultos.
Se hace lo que creen los adultos y se tiene una visión irreal de lo que es un menor, insistió.
Se asume que un menor tiene las mismas capacidades que un adulto, y el argumento más falaz es que los adultos saben los que deben ser los niños.
La reforma, que prevé que un menor 18 años y mayor de 12 pueda ser sujeto de sanciones de tipo penal, es en realidad una nueva era de represión disfrazada de garantismo y se esconde una gran represión (...) porque cuando el menor transgrede la ley penal se le declara enemigo del Estado, pero cuando se trata de víctimas no las atiende
.
Refirió que la desigualdad, la pobreza y la densidad demográfica aumentan la delincuencia que involucra a los menores, por lo que se debe considerar la creación de una justicia de reparación, no de sanción penal
.
Explicó: se corre el riesgo de que los derechos del niño queden reducidos
debido a la incertidumbre legalista y la complejidad social y delictiva.
La construcción selectiva y perversa de conceptos como menor infractor, menor víctima del delito y menor consumidor de violencia, que evidencian respectivamente una escalada punitiva, provocan una desprotección alarmante y una inquietante vulnerabilidad social
de los adolescentes, apuntó.
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