Viernes 31 de diciembre de 2010, p. 12
Al descuidar el Programa de atención a jornaleros agrícolas, la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) dejó a su suerte a este sector vulnerable, blanco de abusos en los campos de Sinaloa, Sonora, Jalisco y Baja California, en una dinámica de explotación que victimiza a familias completas, incluidos mujeres y niños.
En entrevista, Raúl Ramírez Baena, director de la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos del Noroeste, denunció lo anterior y llamó la atención sobre las pésimas
condiciones laborales a que están sometidos miles de trabajadores, generalmente originarios de Oaxaca, Puebla, Hidalgo, Chiapas y Veracruz.
Si bien el Programa de atención a jornaleros agrícolas no resolvía el problema de explotación laboral, sí representaba un paliativo en aspectos elementales como la vivienda y los servicios básicos; al haberlo prácticamente retirado, Sedeso deja a la gente en manos de los dueños de los ranchos, sin una política pública que atienda sus problemas
, aseveró.
En una situación precaria en sí misma, son las mujeres y los niños quienes se llevan la peor parte, pues se unen al trabajo en los sembradíos no por usos y costumbres –como dicen los patrones–, sino para complementar el gasto familiar.
Las mujeres tienen que trabajar con bebés a cuestas, y en lugar de que los niños gocen del derecho a la educación, la recreación y la cultura, tienen que estar también ahí. Hay muy poca sensibilidad de los gobiernos federal, estatal y municipal
, deploró.
Ramírez Baena recordó que cuando fue procurador de Derechos Humanos en Baja California emitió una recomendación al entonces gobernador Eugenio Elorduy para que se respetaran las garantías económicas, sociales y culturales de los jornaleros; aunque hubo algunos avances, dijo, la explotación sigue siendo un fenómeno cuyas causas no se han atendido.
Por su parte, Perseo Quiroz, de la organización civil Sin Fronteras, señaló que los migrantes internos suelen padecer los problemas de quienes se mueven de un país a otro, como alejamiento de las dinámicas sociales y de las redes de apoyo comunitarias.
Muchas veces los jornaleros no dominan el idioma español y enfrentan que en su propio país no tienen las herramientas para ejercer sus derechos plenamente. No se ha atacado el problema de origen, que es el respeto a su garantía a no tener que migrar
, afirmó.
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