Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 7
El hecho de que el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) considere a las organizaciones no gubernamentales (ONG) y los movimientos sociales un riesgo para la estabilidad del país –junto con el narcotráfico, la corrupción y el aumento de la migración– demuestra el talante autoritario del actual gobierno, así como su incapacidad para entender las causas estructurales de la inconformidad de amplios sectores.
Así lo advirtieron activistas de derechos humanos, quienes manifestaron su preocupación por el concepto negativo que tiene el organismo de seguridad respecto de los movimientos civiles críticos, cuyas acciones pueden ser demoledoras de los principios democráticos del régimen en el poder
, como consignó en el análisis Programa de estudios estratégicos 2010.
Abel Barrera, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, consideró que este tipo de visiones han sustituido a un verdadero oficio político de las autoridades, cuyos diagnósticos de la realidad del país están muy lejos de coincidir con las causas verdaderas del malestar de diversos grupos sociales.
Las ONG, afirmó, dan cuenta del sufrimiento de dichos sectores, y con su trabajo “han contribuido al desarrollo de la democracia. Es esta visión miope la que ha dañado mucho al país, porque los tomadores de decisiones no tienen una formación clara de derechos humanos y creen que los movimientos sociales se dedican a conspirar contra las instituciones.
Vivimos un ambiente donde se criminaliza y estigmatiza a los movimientos sociales. Hay una regresión antidemocrática, que ataca a quienes tienen un compromiso firme con la sociedad
, dijo.
Por su parte, Humberto Guerrero, de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, señaló que considerar a las ONG el enemigo interno
no es un fenómeno nuevo, pues “siempre se nos ha acusado de querer estropear las acciones gubernamentales, y en esta administración se ha manejado el discurso de que incluso trabajamos para el narco.
“Está la frase célebre de Fernando Gómez Mont de que éramos ‘tontos útiles’ al servicio del crimen organizado, y que por tanto le estábamos haciendo daño al país”, recordó.
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