27 mar 2011

La trasnacional estadunidense está ubicada en zona de fallas geológicas importantes, señala

El accidente podría ocurrir en los próximos 20 años, advierte estudio hecho por consultoría SICAP

Riesgo de explosión letal en gasificadora Sempra; afectaría un radio de 2 km2 en BC
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Planta regasificadora de la estadunidense Sempra Energy, la cual opera en Baja California en condiciones de riesgo para la población y el medio ambienteFoto Francisco Olvera
Roberto Garduño
Periódico La Jornada
Domingo 27 de marzo de 2011, p. 19

El estudio de riesgo de la planta regasificadora de gas licuado natural de la trasnacional estadunidense Sempra Energy, ubicada en Ensenada, Baja California, advierte que la empresa presenta riesgo de explosión en los próximos 20 años, cuya afectación será letal o fatal para vidas humanas y construcciones en un radio de dos kilómetros cuadrados alrededor de un tanque de almacenamiento.

Cinco días antes de la visita que realizara a la regasificadora la comisión especial de la Cámara de Diputados encargada de investigar las irregularidades cometidas por la trasnacional en la zona ecológica y turística de Ensenada, se obtuvo el estudio de riesgo –del que se tiene copia– elaborado por la Consultoría Ambiental SICAP con base en la Guía de Estudio de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y en concordancia con la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, en el que se considera que la planta de gas implica riesgo de quemaduras de segunda grado y daño estructural en casas, en un radio de 2.7 kilómetros.

Elaborado en julio de 2010, el documento puntualiza los problemas físicos del área donde se asentó la regasificadora: Inestabilidad originada por fallas y fracturas (geológicas), y su incidencia en los factores de riesgo, principalmente para las ciudades, localidades y poblados. La característica estructural más importante de esta zona es que presenta fallas normales con orientación norte-noroeste.

Inestabilidad estructural

El fallamiento descrito anteriormente se presenta en la zona y le confiere carácter de riesgo inducido por la inestabilidad estructural, que en su momento puede expresarse de diferentes maneras (sismos, deslizamientos y derrumbes).

De acuerdo con el Programa de Ordenamiento Ecológico de la región, en Baja California se identifican tres regiones, que son la sísmica, la penisísmica y la asísmica. Esta última –es decir de escasos sismos– comprende desde el valle de San Quintín hasta el paralelo 28.

En ésta, los datos históricos muestran la presencia de movimientos telúricos: en septiembre de 1975 se detectó un temblor de 5.2 grados en la escala de Richter, con una profundidad de 14 a 20 kilómetros en el área denominada de San Ramón, frente a la desembocadura del arroyo Santo Domingo.

Este fue seguido por un alto nivel de actividad sísmica con más características de un movimiento que de una secuencia típica de temblor. Después de dos días del deslizamiento inicial se detectaron más de 140 eventos en un periodo de 48 horas, cuyos epicentros fueron localizados en la misma área de la bahía de San Ramón.

Asimismo, en la década de los 80 los movimientos detectados fueron ocasionales y fluctuaron entre los 2.5 y 3 grados en la escala de Richter. A partir de 1990 han ocurrido temblores con magnitudes hasta de 6.3 grados, con epicentros localizados en la bahía de Todos Santos.

Encono en Ensenada por daños ecológicos

Además, la instalación de la planta de Sempra ha propiciado el encono de un sector mayoritario en el puerto de Ensenada por el daño provocado al entorno ecológico. El estudio de riesgo considera que las zonas más sensibles son las siguientes:

“La ruta de migración de la ballena gris, la cual puede resultar afectada por la construcción del rompeolas y la operación del muelle de la terminal de gas licuado natural (GLN) si no se asumen medidas de protección.

Los mantos gigantes de sargazo (algas) que están en las inmediaciones de la zona del muelle y del rompeolas; la actividad pesquera desarrollada en las inmediaciones de la zona impactada, que por depender en gran medida de los recursos asociados a los bosques de sargazo, también podría ser afectada por las actividades de construcción y operación.

Las conclusiones del estudio realizado por la Consultoría Ambiental que encabezan Víctor Martín Romero Estrada y José Juan Araiza, manifiestan que “la empresa presenta riesgo de explosión en grado 8, que según la jerarquización en la materia significa que en los próximos 20 años sucederá un siniestro que por las estadísticas de derrame a escala mundial, tomando en cuenta la gran cantidad de fugas que tiene el proceso (de descarga de gas) y los intemperismos y meteoros aleatorios que se presentan actualmente, se puede presentar una explosión.

La afectación será letal o fatal para vidas humanas y construcciones en un radio de dos kilómetros alrededor de un tanque. Quemaduras de segundo grado y daño estructural en casas, en un radio de 2.7 kilómetros; ruptura de vidrios en hogares y lastimaduras de oídos y cuerpo a cuatro kilómetros. Los predios que se encuentren dentro de estos radios de afectación, que tengan uso habitacional o turístico, o donde haya personal laborando, están expuestos a estos riesgos.

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