Lunes 4 de abril de 2011, p. 17
Sesenta y nueve por ciento de armas que ingresan ilegalmente a México proceden de Estados Unidos. Del resto no se sabe su origen, que puede ser de Centroamérica, producto de robos en el país o de la corrupción de autoridades policiacas y militares
.
De acuerdo con información recabada en el Proyecto de investigación sobre alternativas de cooperación internacional ante amenazas trasnacionales en la región México-Centroamérica, las armas procedentes del país vecino fueron adquiridas en tiendas de California, Arizona y Texas. Éstas representan 21 por ciento del total de ese tipo de establecimientos en aquella nación.
El otro tercio no tiene origen definido
, sostiene Erubiel Tirado, maestro en ciencia política por la Universidad de Londres y coordinador académico de seguridad nacional de la Universidad Iberoamericana, quien forma parte del grupo de especialistas que participan en dicho proyecto.
Subraya que de la investigación se desprende que “no hay indicios de que los cárteles de la droga controlen en forma directa y administren el trasiego de armas, tanto por las implicaciones logísticas y de organización como por las economías de escala que representa”.
En cambio, llama la atención la participación de autoridades (mexicanas y estadunidenses) en dicho tráfico, sea por omisiones o incluso en la venta directa de armas registradas oficiales a narcotraficantes (mediante policías o militares que facilitan la comercialización o que desertan con todo y arsenal bajo su cargo).
Sostiene que en un sector del gobierno federal y de legisladores relacionados con el tema de la seguridad hay un sobredimensionamiento del fenómeno
, pues buscan justificar el creciente gasto en la adquisición de armamento para el Ejército y las policías (federal, estatales y municipales) sin antes haber cerrado el análisis sobre la corrupción y participación de dichas instancias en el tráfico en el mercado local
.
Según la agencia de control de armas estadunidense (ATF), en la última década, del total de armamento proveniente de Estados Unidos a México sólo 10 por ciento tiene origen ilegal, al ser robado
, señala el especialista.
Noventa por ciento de éste, que ingresa ilícitamente a territorio nacional –el gobierno mexicano confisca en promedio 25 mil armas ilegales al año–, es adquirido legalmente en armerías estadunidenses.
Las propias autoridades de Estados Unidos, indica, asumen que hay un componente de complicidad en la distribución y venta de armas hacia compradores que saben de antemano que las transportarán ilegalmente a México.
Tirado asegura que información recabada confirma que el trasiego hacia nuestro país se da de manera preponderante mediante el llamado tráfico hormiga, que es una forma eficaz e indetectable
, añade.
Por otra parte, indica, si se toma en cuenta la cantidad y tipo de armamento confiscado por el gobierno en los últimos cuatro años, y considerando que corresponda a la misma proporción decomisada de drogas respecto de las que pasan por territorio mexicano (de ocho a 10 por ciento, aproximadamente, del total), además de extrapolar el número de detenidos (suponiendo que en efecto sean miembros de organizaciones criminales) por sus vínculos con el narcotráfico, resulta que los cárteles de la droga cuentan con un ejército armado de unos 250 mil elementos. Señala que, tomando en cuenta las 25 mil armas confiscadas por año, habría una demanda mínima de armamento para los grupos criminales de alrededor de 250 mil unidades anualmente, lo que significa entre dos y cuatro por ciento del total de armas que hay a escala nacional, que se estima en alrededor de 15 millones.
México, concluye el estudio, ocupa el séptimo lugar mundial en posesión de armas en manos de civiles, y debido a las restricciones legales el cálculo de armamento registrado ante la Secretaría de la Defensa Nacional (2 millones 534 mil), en comparación con el que no cuenta con registro, revela que sólo una tercera parte del arsenal que circula en el territorio nacional es legal y con registro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario