Pastoral obrera juarense
repudia la muerte de humildes empleadas de maquiladoras
Viernes 29 de octubre de 2010, p. 10
Norberto Rivera Carrera lamentó profundamente los cobardes e incomprensibles asesinatos de decenas de personas inocentes en Tijuana, Ciudad Juárez, Tepic, y en general las muertes que en el país han llenado de luto y de dolor a las familias y causado estupor y motivado la condena de toda la sociedad mexicana
.
Imploró en el nombre de Dios a los autores de estos execrables delitos, que cesen de asesinar, secuestrar, torturar y extorsionar a tantas personas inocentes, entre las cuales hay mujeres, niños y jóvenes que apenas inician sus vidas.
Aseguró que estos asesinatos no tienen ninguna justificación. Son crímenes cuya sangre clama justicia al cielo, y Dios no es sordo ante el sufrimiento y los gritos de los inocentes
.
Les recordó a quienes cometen estos actos inhumanos, que el día de su muerte deberán dar cuenta delante del Señor de estos gravísimos pecados que tanto dolor y desolación van dejando en nuestro atribulado país
.
Llamó a que nadie ceda ante las instigaciones del crimen organizado, que son contrarias a Cristo y a su Evangelio de vida eterna
, y agregó que la nefasta y ensangrentada actividad del crimen es un camino de perdición y condenación eterna
.
Exhortó a que no sucumbamos al miedo de contrarrestar el mal
y confió en la ayuda de la Virgen de Guadalupe para que alcancemos y construyamos la paz que tanto anhelamos
.
Aparte, el Centro de Pastoral Obrera de Ciudad Juárez, dirigido por Elizabeth Flores, lamentó que una guerra que no es nuestra
siga arrebatando vidas, y en tal sentido condenó los asesinatos de cinco trabajadoras de maquiladoras la madrugada de ayer.
Sin acabar de entender por qué nos están matando, sin comprender por qué niños, jóvenes, mujeres, ciudadanos comunes son el blanco de asesinos, hoy (ayer), en este absurdo cruel, les arrancan la vida a cinco obreras humildes que regresan de trabajar de noche en una maquiladora y dejan heridos a otros compañeros
, señaló Flores en un escrito. Se nos acaban las palabras y nos desborda la indignación y el dolor de una comunidad abandonada, amenazada y sin gobierno
.
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